jueves, 6 de noviembre de 2008

Influencia

Existen los argumentos suficientes.
Tal vez paranoico, drogadicto, alcoholico, enfermo, loco esquizooide (y quién no?), certero, agresivo/violento, cagao de todas las formas, pero como en Coronación (José Donoso), la locura está cimentada en la cordura, y es cierto.
Lo bueno de oirte, es que me encuentro en tus palabras, como si yo las hubiese escrito, como si yo hubiese sido tú en ese momento. Lograste calmarme por las noches sin televisión, lograste que apagara la luz y me quedara dormida cuando no había nadie cerca. Todos están locos, como dijo Alejandro Paz hace tiempo, pero no sé, no todos. Afortunados sean los locos, los únicos videntes de la realidad. Hoy recordé a Gregorio Samsa y sentí más angustia que hace unos años, porque ahora entiendo que los enfermos no son los que mutan sino quienes están cerca sufriendo una metamorfosis de alma. El amor ha sido olvidado, y allá afuera nos hacen creer que ya no es la panacea para todos nuestros males; conservo esperanza, aún. Cuando muere un jóven que a sus 25 años alcanzó la gloria porque desde pequeño todo lo tuvo para triunfar, congela al mundo en unos segundos, mas cuando un joven de su misma edad muere, a nadie le importa. A nadie le importamos. Pero sin ti, todo sería aún más difícil, como vivir sin alguna canción que nos abrigue cuando hace frío y estamos solos. Viernes 3 am como siempre, haciéndola mía, recordando los inviernos en Serena y un suicidio a las 3 de la tarde. Abrí la reja, encendí un cigarro y caminé tan rápido como pude, ya estaba en balmaceda, cerca de lo que más tarde sería mi casa, y tú seguiste en mi cabeza, dando vueltas, hablándome de la libertad.